Escribo estas memorias, más bien por entretenimiento y para recordar tiempos pasados, tiempos duros en los que las privaciones, miserias y egoísmo de la gente, me privaron de una juventud que me ilusionaba y transcurría feliz. Políticos y militares mediocres, pusieron fin a la esperanza de una vida que disfrutaba hasta aquellos momentos.

Defendí lo que mis padres habían votado en las urnas, defendí La República. Siempre creí que tendríamos un futuro mejor, que con la Monarquía y dictadura de Alfonso XXIII y el General Primo de Rivera… Más de lo mismo y después el General Franco y después hasta la fecha estos políticos sin valor, ni talento para imponer una Democracia con la Ley y las fuerzas que el gobierno tiene en sus manos.

Los primeros cinco años de mi vida, no guardo ningún recuerdo, solo sé lo que me contaron mis padres Pablo y Faustina. Sé que estoy vivo de milagro. Tuve la gripe Española, estuve mucho tiempo hospitalizado y arrastre importantes secuelas… Vivíamos hacinados en una vivienda en la calle D Florentino en el puente Vallecas. Una casa baja, con un patio trasero y un gran patio comunitario donde teníamos los wc. No teníamos agua, ni luz electrica (la luz llegó cuando yo tenía 16 años) El agua la llevábamos en cántaros, tanto para cocinar como para bañarnos los domingos, día que aprovechavamos para cambiarnos la muda… Mi pobre madre lavaba la ropa en un lavadero comunitario a la intemperie, con frío y con calor. Éramos ocho de familia, mis padres, cuatro hermanos y dos hermanas. Nuestro lugar de reunión, era la cocina al calor del fogón de carbón de encina… La comida era siempre a base de legumbres, lentejas, judías, cocido… No teníamos radio y solíamos jugar a las cartas y al parchís…

A los seis años, me llevaron al colegio de párvulos y empecé a hacer palotes, conocer las letras, juntar sílabas… A los siete años me llevaron a un colegio de pago, pero me sacaron al mes, porque no podían hacer frente al pago. Me llevaron al colegio del Ave María del padre Manjon. Yo seguía arrastrando secuelas de salud, padecía bastante de la vista. Me levantaba con los ojos cerrados, mi madre me los lavaba con agua caliente y me llevaba a la clínica del doctor D. Adolfo donde me echaban unas gotas que me dejaban ciego durante bastante tiempo… Al final logre superar los problemas de visión y pude estudiar normalmente. Cuando pasé a la clase de mayores ya había recuperado todo el tiempo perdido. Se me daba muy bien las matemáticas, la geometría. , la geografía, historia de España… A los once años pasé a ser el segundo de la clase, detrás de Pablo Pastor. Al año siguiente Pablo Pastror tenía 14 años y pasó de clase… Así que con 12y13 años fui el primero de la clase… Recuerdo a mis profesores D. José y D. Elías que daba gusto estar con ellos, lo bien que enseñaban… Sin pegar palmetazos. Esos fueron los años más felices vividos, lugabamos a fútbol, a pelearnos, las peleas estaban al orden del día, un día si y al otro también. El puente Vallecas era en aquellos tiempos como el oeste americano. Lo único bueno es que no había coches, sólo carros tirados por mulas, volquetes para el transporte del material para la construcción, Carretas tiradas por bueyes, rebaños de ovejas y cabras, las vacas dentro de las vaquerias en establos urbanos techados, las sacaban a pastar al campo de la Estrella, donde había campos de alfalfa. Todas las calles estaban sin asfaltar y cuando llovía se formaban unos barrizales…

Domingo el lechero, que luego monto un bar junto al metro de Vallecas nos proporcionó un balón para jugar a fútbol. Hicimos un campo en el barrio en un solar que tiempo después hicieron un convento de Monjas en la calle Emilio Ortuño. Allí vivía mi amigo Germán Regidor y la familia Castilla, que fabricaban botas de fútbol y balones. Ramón fue después mi cuñado al casarse con mi hermana Julia… Hacíamos partidos interminables a hacer goles a veces terminaban al anochecer porque ya no se veía (no existía alumbrado público)

El 14 de Abril de 1931 yo tenía 13 años, estaba jugando a fútbol cuando vimos como llegaban camiones llenos de gentes gritando desaforadamente y cantando. ¡Se había proclamado La República! La gente estaba loca de alegría, pero la situación para la clase trabajadora siguió igual; paro, sueldos bajos, pobreza y calamidades… El primer presidente fué Alcalá Zamora que era monárquico, y ocuparon puestos importantes otros como Los Mauras, Lerrous, Gil Robles y una camarilla de políticos que como en la actualidad miran solo por su bienestar

Por aquellos años yo empecé a trabajar y hasta que empezó la guerra fueron los años más felices vividos, aunque carecíamos de juguetes y golosinas que veíamos y no teníamos… Disfrutábamos de libertad, para correr y jugar con cosas naturales. Yo en aquel momento, no envidiaba nada ni a nadie.

Mi primer trabajo con 13 años entonces empecé a ver la vida de los obreros, sueldos bajísimos que daban para vivir malamente. Las huelgas y algaradas que yo veía en la calle de Atocha, de los estudiantes de la facultad de Medicina. Las batidas que daban los Guardias de Asalto y la Guardia Civil a caballo que se empleaban con muchísima dureza. Mi primer empleo, fue de carpintero en la Travesía de San Lorenzo esquina a la calle San Cosme. El sueldo era de 0.50 céntimos, estuve dos semanas. Pedí que me subieran a una peseta. Me dijo que viniera mi padre a hablar con el dueño. Le contesté qué mi padre no trabajaba allí y que era conmigo con el que tenía que hablar. Al no subirme el sueldo, no volví más… Continuará «» *