Hoy 1 de noviembre de 2.017, me parece oportuno recordar a mis amigos y compañeros que cayeron en la guerra y que a estas alturas quizá nadie recuerde ya. Jóvenes entre 18 y 24 años que dieron su vida, para conseguir una vida mejor…
«El maestrillo», murió en el Cerro Gatabitas, en la Casa de Campo.
«Sandalio» murió en Peguerinos de la Fay.
«El jaro» desaparecido y posteriormente dado por muerto en Somosierra.
«El negro» murió en el Barranco Resinero. Con él estuve, en la 105 Brigada de Aviación en Algete.
Rafael Ballester «Cartagena», muerto en el frente del Ebro.
Victor, muerto en Valencia en un bombardeo.
«Chevalier» fusilado al acabar la guerra.
Eugenio, murió cuando estaba prisionero en Belchite.
Buenos compañeros… Berrocal murió en el Batallón disciplinario de trabajadores en Ceuta. Allí estábamos los dos. Nos trataban como animales. Soldados con fusiles custodiandonos todo el día. Un chusco de pan era nuestro alimento. Cavando postes a pico y pala. Era un campo de concentración con trabajos forzados. Llegué a pesar 50 kilos, menos las arañas y los alaclanes todo nos lo comiamos: Lagartos, culebras, raíces. La gente se moría…
Felix Díaz también murió, estaba en el Batallón disciplinario de trabajadores pero, no coincidí con él, porque estaba por el Sáhara . Sí estuvimos juntos en Aviación. Reus, Lérida, Barcelona y Barajas.
En las trincheras murieron muchos que no me acuerdo de sus nombres. Si me acuerdo de sus caras. Algunos murieron con tremendas mutilaciones.
Nuestra familia no tuvo bajas, bueno mi madre al final de la guerra sufrió una parálisis que la dejó postrada hasta su fallecimiento en el año 1978. Fueron muchos nervios. Dos hijos en el frente, los dos pequeños evacuados en Francia y en Vallecas bombardeo tras bombardeo. Pobre mujer, no conoció el mar…
