Toledo era nuestro desde el comienzo de la guerra, con la única escepcion del Alcázar antigua academia de Infantería, Caballería e Intendencia. Un fortín donde se hicieron fuertes los sublevados. No participé en el asedio por no tener armamento suficiente.
Nos emplearon en construir fortificaciones por los alrededores y por la noche nos mandaban a dormir a Toledo, a un convento que había en el comienzo de la carretera hacia Ávila. Cuando volvíamos donde habíamos estado el día anterior, ya estaba tomada la posición por el ejército fascista. Para mí que había un traidor, las retiradas que nos ordenaban eran para facilitar el avance de las tropas rebeldes, tanto es así que una tarde anocheciendo me preguntó un soldado que donde estaba el batallón de Cáceres, enseguida me di cuenta que era un despistado que sin querer se había pasado a nuestras líneas. Le llevé al puesto de mando y allí le dejé.
Nosotros no fusilábamos a los prisioneros al contrario de lo que hacían en la zona nacional al principio de la guerra. A los moros que se apresaban si se les fusilaba, pues eran asesinos, ladrones y violadores. Ellos hacían lo mismo con nosotros.
Unos días después, vi como traían a un aviador atado con una cuerda, había sido derribado con tiros de fusil. Los aviones españoles eran de cartón y tablas hasta que llegaron los aviones alemanes e italianos.
Llego el día, se veía venir. Un tremendo bombardeo sobre la entrada a Toledo, esta vez con aviones alemanes seguido de un desbarajuste padre, sin mandos, sin armas y en medio de un griterío, nos retiramos. Yo, cruce el puente de Ancantara sobre el Tajo bajo una lluvia de balas, viendo como mis compañeros caían alrededor y ayudando a uno herido en una pierna, por suerte de allí, salí ileso. Pasé por el Burguillo y cogí una camioneta en la que iba parte de mi compañía. Nos llevó a Aranjuez y luego por ferrocarril a Madrid, a la estación de Atocha de la que no tengo buenos recuerdos.
La compañía se recompuso fusionándose con otra compañía, qué como la nuestra había sufrido muchas bajas.
En los últimos días de septiembre del 36, Toledo había caído. Arrasado por aire y tierra. Por un lado los bombarderos alemanes y por el otro el Ejército de Africa, haciendo la entrada triunfal el general Franco quien se autonombró Generalísimo y Jefe de Estado. Madrid, estaba rodeado y así se mantuvo durante tres años hasta el último día de la guerra.
Nos agregaron a la 49 Brigada Mixta. Ya no éramos milicianos. El mando era un jefe militar, el coronel Burguillo. Teníamos un sueldo de 10 ptas diarias y un suministro de tabaco. Nos destinaron a hacer Fortificaciones en la cuesta de la Reina y en La Casa de los Conejos a orilla del río Jarama, cerca de Añover del Tajo. Pasábamos mucho frío, ya era el mes de noviembre. Pernoctábamos junto al puente Largo en el Jarama. Allí cumplí 19 años. En diciembre en la estación de Seseña, en Aranjuez, dormimos unos días en un convento al lado de una montaña donde estaban los antiaéreos. Allí, sufrimos un bombardeo de «las pavas» (bombardeos alemanes junkers Ju-52) y otro más fuerte en el puente Largo cerca de Titurcio. Los aviones nos bombardeaban de «paso», descargando el resto de bombas en Entrevias y Tetuan. Nosotros no estábamos fijos en ningún frente, siempre estábamos donde nuestra presencia requería el alto mando. En Burguillo, Covisa y después en la ofensiva proyectada sobre Talavera de la Reina que se suspendió no sabemos porqué. Llegamos a San Martín de Pusa y San Bartolomé de los Abiertos y regresamos a Aranjuez.
Allí estaban los hermanos Pina, que nos hacían un cocido con más tocino qué garbanzos. También estaba un «cara» que se apedillaba Carrasco, que se puso a sí mismo los galones de teniente, porque decía que él tenía más facilidades para conseguir el mejor suministro. Los jefes de compañía se votaron entre ellos y como había muchos que trabajaron con ellos en la fábrica «Las tres águilas» salieron los que ellos quisieron: dos sargentos, un teniente, y un capitán. Al final, como estábamos militarizados cobraban con arreglo a la graduación. Ahí fué cuando me mosqueé y solicité pasar al arma de Aviación!
Continuará.
