No, no es una enfermedad, pero duele. Duele en lo más profundo, allí, donde no llegan los remedios, a donde no hay medicinas que lo mitiguen. A veces, es por el estómago, otras por los intestinos, o el corazón. -¿Quién dijo que el corazón no duele?-

Ese carraspeo, que no logro quitarme. Esa desazón, que me impide respirar. Ese suspiro, que no logro contener. En mí cabeza, se desatan una riada desbocada de pensamientos atropellados qué forjan historias, historias qué a fuerza de repetirlas, pasan a ser verdades.

Sed arrastrada qué no calma el agua fría, agua qué no apaga un incendio. No hay solución!!!

Es un sin sentido, al lado de un río, hacer un pozo. Calmar mi amor con otro amor, sólo hace añorarlo con más fuerza…

Morir de amor, es vivir amando… Arder por dentro, calmar ese fuego con besos, caricias y sexo… Sexo salvajemente descontrolado hasta desembocar en un orgasmo placentero, doloroso, sublime y luego paz, paz, qué se rompe una vez más, con más besos y más sexo hasta caer extenuado de tanto dolor y sexo.