Las malas lenguas hablan en la sombra con susurros que cortan como una afilada hoja.

Con palabras hirientes trastocan situaciones y en el viento transitan rumores de boca en boca.

Ecos que se repiten sin verdad. ¿Porqué, me pregunto?El silencio es una defensa, frente a lenguas que hablan sin piedad

Más allá de críticas y juicios, late un corazón con sus propios vicios.

Las malas lenguas hablan, pero callan cuando la verdad en silencio se alza.

En el camino donde la confianza crecía, una sombra cayó ¡la amistad mentía!

Mi mejor amiga… Con palabras que dolían , la lealtad rompió como un hilo frágil, y en el silencio y dolor fue más audible.

Recuerdos de risas ahora duelen al ver, cómo la confianza se convirtió en no querer saber.

Pero en la memoria, algo queda claro: la verdad duele, aunque el amor se ha marchado.

Quizá el tiempo cure heridas abiertas, pero la memoria guarda sombras inciertas.


Un día sin saber porque , todo el amor que me tenía se convirtió en odio y envidia, invento historias falsas y enredo con su mala lengua a otras amigas.

Un día sin aviso, el amor se torció, en envidia y odio, la amistad mancillada se perdió. Historias falsas tejió con su lengua afilada,

Otras amigas comunes creyeron su trama amañada con su veneno emponzoñada.

Recuerdos de ras ahora pesan como piedra, palabras que dolieron, heridas que quedan. No entiendo el porqué, ni el motivo cierto, solo sé que el dolor en el alma ha quedado abierto.

En el silencio echo de menos la lealtad, una amistad que murió sin piedad. Pero en la sombra de este dolor profundo, queda la memoria de lo que fue, en otro mundo.

«Dios, perdonó a una prostituta, pero no a una mala lengua.«

Dios, perdonó a una prostituta, pero no a una mala lengua.
En los caminos de la Biblia antigua, Dios miró a una prostituta con ojos de piedad. Perdonó sus pasos, sus caídas y en su misericordia, le dio una nueva vida.
Pero a la lengua que hiere sin freno, que teje mentiras y siembra dolor ajeno, no le dio el mismo perdón ni la misma calma, pues daña al almas más que cualquier otro daño.
La prostituta erró en actos de carne, pero la mala lengua hiere con palabras que arden.
Una buscando amor en caminos equivocados, la otra destruyendo vínculos con veneno callado.
En el juicio divino, quizás la medida sea, no el pecado hecho, sino el dolor que ha creado.